Excursión por la costa sur del macizo de Anaga Sólo para intrépidos marinos

¡Ojo porque nos vamos a convertir en marineros por un día! Hoy proponemos en nuestro blog de visitas familiares a la naturaleza isleña, una excursión muy especial y asequible para todos.

Llegamos temprano al puerto de la Dársena Pesquera de Santa Cruz de Tenerife. Madrugamos mucho para ser domingo, pero ignorábamos la excursión tan gratificante que nos esperaba. Un día despejado y con algo de brisa del noreste nos dio una cálida bienvenida.

En uno de los pantalanes nos esperaba un pequeño pero confortable barco. Su patrón acomodó a bordo a nuestra familia y al resto de pasajeros. Mi hija estaba encantada. Una vez estuvo todo preparado, ¡salimos a mar abierto! Las primeras pardelas cenicientas ya nos dieron su “saludo” volando rasantes el mar, de un intenso azul, con una destreza única.

¿Qué ofrece una excursión por la costa sur del macizo de Anaga? Pues la grandiosidad del caos geológico que allí tuvo lugar hace millones de años y cómo no,… la Playa de Antequera, una de las más hermosas y paradisiacas de la isla. El desmantelamiento que observamos durante el recorrido, se debe al embate continuo de las olas, el lavado sistemático de las lluvias y el limado escultórico del viento. Eso nos permitió ver chimeneas de volcanes, diques gigantes, diversas coladas una sobre otra como si de una inmensa tarta se tratara, cuevas, bufaderos, playas de arena y de callaos… y colores, muchos colores que la geología del lugar decidió plasmar en sus rocas y tierras. Así, sin parar desde que vislumbramos el pueblo pesquero de San Andrés, su formidable y antiquísimo barranco y la Playa de las Teresitas, hasta llegar a desembarcar en la playa de Antequera. Eso sí, muy cerquita de la costa para no perdernos ni un detalle.

Al bajar en el viejo embarcadero nos dimos un paseo admirando el Roque de Juan Bay, un bello resto de un cono volcánico que resguarda esta bahía de las corrientes y vientos constantes y que guarda en sus grietas secretos botánicos únicos en el mundo. A los pequeños les dio la bienvenida una gigante duna de arena acostada sobre la ladera que sirvió como divertido e irrenunciable tobogán de un “parque infantil” construido accidentalmente por la naturaleza.

Y el objetivo de esta maravillosa excursión: un día en la Playa de Antequera. ¡Qué hermosura disfrutar de esta bahía de arena volcánica rubia con una de las aguas más cristalinas y transparentes que he visto en mi vida! Es un sitio mágico y segurísimo para los niños. No pararon de bañarse, jugar en la arena, hacer snorkell (nadar con gafas y aletas), subirse a un kayak que pasó por allí,… Con las otras familias que venían en el barco (desconocidas inicialmente), acabamos por compartir la comida y charlar sobre nuestra hermosa naturaleza y las posibilidades que ofrece para disfrutar de nuestros críos.

Desde el barco, el patrón nos invita a volver. La vuelta es por el mismo lugar pero ahora con otra luz. Todo cambia y no deja de sorprender. Este corto y agradable paseo en barco muestra las entrañas de una tierra desmantelada durante millones de años por la erosión natural. Anaga dejó al descubierto su privacidad interna a los intrépidos marinos que nos aventuramos en esta excursión.

 



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