Las organizaciones de cooperación internacional han ganado protagonismo en las últimas décadas, muchas de ellas para dar respuesta a las preocupaciones sociales, económicas, o ambientales en muchos casos, especialmente en regiones del mundo más desfavorecidas.
Hoy vamos a presentaros a O.C.A., una organización autogestionada sin ánimo de lucro que surge como alternativa dentro de la cooperación internacional, como otra forma de hacer cooperación sin crear dependencias, basada en el apoyo mutuo y huyendo de las líneas normalizadas de actuación de cooperación.
O.C.A. trabaja en países empobrecidos, para la inclusión, la sensibilización y la participación social de las personas con diversidad funcional o en riesgo de exclusión y su entorno, y trasladan a los países enriquecidos el debate sobre la necesidad de participación social y toma de posturas críticas y activas.
Enrique Coronel y Alba Ripoll, son dos de las personas al frente de la O.C.A., formada por trabajadores/as y colaboradores que, coordinados de forma horizontal y autofinanciados, trabajan de forma independiente por la dignidad y el respeto de todas las personas.
Ellos nos han dado la oportunidad de conocer cómo funcionan y los problemas a los que hacen frente desde una actitud positiva, contándonos de primera mano su experiencia en Mozambique y dándonos apuntes de lo que están haciendo en uno de sus proyectos actuales en Santo Tomé y Príncipe (Golfo de Guinea), donde han viajado desde Tenerife para realizar un trabajo de investigación sobre las personas con diversidad funcional y su entorno.
Esta es su historia…
¡Hola familia de El Chikiplan!
Somos Kike y Alba, fundadores y trabajadores de O.C.A., una organización autogestionada sin ánimo de lucro que trabaja en Cooperación Internacional para el desarrollo.
Hoy os escribimos desde un paraje inhóspito…
Como creemos que se puede cambiar el mundo o al menos pequeñas partes y realidades de él, nos hemos embarcado en esta gran aventura: trabajar con niños y niñas con diversidad funcional en países empobrecidos. Esta creencia nos ha hecho estar en constante movimiento, dejar nuestros trabajos y dedicarnos completamente a este sueño. También nos ha hecho viajar a países tan remotos y diferentes como Mozambique. Allí nos involucramos varios proyectos de forma colaborativa con Semillas de Esperanza, una asociación instaurada en la ciudad de Pemba desde 1.994.
Uno de estos proyectos consistía en apoyar a mamás con hijos e hijas con diversidad funcional. Hablamos únicamente de mamás, porque desgraciadamente, los padres de estos pequeños suelen o desatender sus obligaciones o, peor aún, abandonar a ambos.
Este proyecto se llama Casa Azul y se realiza en una aldea alejada de la ciudad, recóndito paraje de difícil acceso, donde los caminos se agrietan y rompen los días de lluvias, convirtiendo ese acceso a algo casi inexistente.
Nos sumamos a Casa Azul, apoyando el trabajo que allí se realiza: hicimos rehabilitación física, juegos educativos, charlas sobre las diferentes diversidades, pintamos y cantamos, colaboramos en la escolarización de algunos de estos chicos y chicas, y charlamos sobre la grandeza de la diversidad, que nos hace tan iguales y tan maravillosamente diferentes a la vez.
Pero también hicimos un trabajo individualizado con las personitas más desprotegidas dentro de este colectivo: personas con autismo o que presentan conductas que en ninguna sociedad son bien aceptadas. Trabajamos con ellas y con sus mamás, codo a codo, en la mejora de sus relaciones, compartiendo herramientas para entender y mejorar la conducta de sus hijos e hijas. Conocimos auténticas madres coraje, que ante tanta adversidad, jamás tiraron la toalla y pusieron en práctica técnicas de las cuales jamás habían oído hablar.
Otro proyecto destinado a los más peques lo realizamos en la ciudad con trabajadores y trabajadoras de Semillas de Esperanza, en los centros de apoyo educativo y en el orfanato, ya que aquí acuden o viven peques con diversidad funcional.
Creemos firmemente que la información y la educación tiene que ser libres, que nos hacen ser críticos/as, responsables y mejores. Así que nos pusimos manos a la obra e hicimos diferentes formaciones y capacitaciones destinadas directamente a estos profesionales, pero que de forma indirecta, se dirigen a los peques y a la mejora de su entorno.
Trabajamos dinámicas educativas basadas en el juego pero también nos pusimos serios y hablamos sobre los derechos de las personas con diversidad funcional, como trabajar y ayudar a cambiar conductas que dificultan la integración de estos niños y niñas en la comunidad y nos sumergimos en el mundo de las diferentes características que pueden acompañarles. Este proyecto en el Norte de Mozambique, lo realizamos entre octubre del 2.017 y abril de 2.018.
Esta vivencia nos hizo abrazar aún más nuestra creencia, esa de las que os hablábamos al principio, esa de que queremos cambiar el mundo aunque sea bocado a bocado, paso a paso o empujón a empujón, porque vimos que se puede, que es real, que si no te mueves, es entonces cuando todo permanece estático.
También os comentábamos que os escribíamos de un paraje inhóspito. Actualmente estamos en Santo Tomé y Príncipe, Golfo de Guínea.
¿Quieres saber más?
¡El mes que viene te lo contamos! Aunque si quieres saber más de lo que hicimos en Mozambique y sobre nuestra organización te invitamos a visitar nuestra página y redes sociales.
www.ocaautogestionada.org
FB OCA Organización de Cooperación Autogestionada
Instagram @organizacionoca
La O.C.A, está formada por trabajadores/as y colaboradores/as que coordinados de forma horizontal, identificamos, autofinanciamos y llevamos a cabo nuestros proyectos.
¿Te apetece colaborar de forma activa?
¡Sin ustedes no somos!