Salvemos los barrancos Nuestras plantas gritan por ayuda porque un “rabo de gato” las está ahogando

Hoy les muestro una entrada destinada a salvar el mundo. Así, como suena. Y como ésta espero realizar más relatos, porque nuestro mundo lo necesita.

Un colectivo de jóvenes dispuestos a cambiar el mundo, tomaron la decisión de “adoptar” un trozo de barranco en su desembocadura en la Playa de Troche, en la localidad de Punta del Hidalgo, dentro del espacio protegido del Parque Rural de Anaga. Al enterarme, se lo propuse sin dudarlo a mi hija.

Esa mañana de sábado nos preparamos una mochila con algo de desayuno, nos pusimos nuestros sombreros y botas y allí nos fuimos. Por el camino fuimos recordando las plantas silvestres que conocemos y hablamos del grave problema que les genera una planta como el “rabo de gato”, y más en una isla tan sensible como la nuestra. Desde las ventanillas del coche íbamos identificando lugares donde detectábamos a esta planta. Está por muchos sitios, así que dijimos: “¡tenemos un problema, así que vamos a darle solución!”

Nos dio la bienvenida el bello Roque de los Dos Hermanos de la Punta del Hidalgo. Cerca de la orilla, las olas rompían de forma ordenada y muchos surfers se daban el primer baño del día. Al bajar por el camino en dirección al barranco, vimos una pequeña cascada de agua que bajaba por un barranco paralelo y que formaba un gran charco. Mi hija sólo quiso saber si habría ranas. Le encanta verlas pero esta vez no tuvimos suerte.

Al entrar por el cauce del barranco del Río, empezamos a pasar por grandes “manchas” de la planta que queremos erradicar. Al poco y después de una pequeña curva del cauce, apareció el primer grupo de voluntarios, ya metidos en la labor. La gente estaba encantada que una niña de 8 años se haya querido apuntar a colaborar en la conservación de este barranco. Ella está muy contenta y va cogiendo confianza.

Después de recibir algunas explicaciones concretas para saber cómo se debe realizar el trabajo, nos decidimos por una pequeña zona en una de las paredes del barranco en la que diversas plantas silvestres eran ahogadas por varios “rabos de gato”. Mi hija se puso sus guantes y se encargó del importante trabajo de corte de las inflorescencias y su depositado en bolsas, para un posterior tratamiento antisemillas. Por mi parte, hice el trabajo más complejo de arrancado de las plantas desde la raíz. De esa forma, fuimos dejando al descubierto, poco a poco, algunas plantas como cornicales, vinagreras, veroles o bejeques, todas ellas plantas autóctonas de este tierra insular.

Finalmente nos quedó un bello jardín que volvió a “oxigenarse” gracias a la necesaria labor de arrancado de esta planta invasora. Volveremos para hacerle seguimiento. Una vez recogido nuestro espacio de trabajo, agradecimos la oportunidad y su activismo a los chicos y chicas que tan bien nos acogieron, y volvimos sobre nuestros pasos con la satisfacción de haber colaborado en algo noble. Ya nuestros estómagos nos estaban pidiendo un buen almuerzo en casa de la abuela.

Como usted sabe, algunos colectivos de voluntarios como la ONG Desaplatánate, están llevando a cabo campañas para la erradicación del “rabo de gato” (Pennisetum setaceum), una planta invasora que está poniendo en peligro a la biodiversidad nativa de la isla. No dude en ponerse en contacto con ellos y apúntese a alguna de estas actividades con sus hijos. Verá lo gratificante que es.

 



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