Llena de vitaminas y minerales y rica en betacarotenos, la calabaza continúa siendo la reina de la mesa, aún con la primavera pisándonos los talones, sigue de temporada en Canarias.
Esta vez, llevaremos esta verdura tan versátil y deliciosa a uno de los platos favoritos de los más pequeños, la PIZZA, y prepararemos una «falsa» pizza de calabaza. Les aseguro que no notarán la deferencia y si lo hacen les enamorará el sabor y la textura.
Es una receta rápida de preparar, económica, sanísima y deliciosa, muy socorrida para una cena de entre semana y además sin gluten.
Nosotros en casa, tenemos los martes «sin gluten» y esta es una de nuestras cenas favoritas.
Sólo necesitaremos:
- Unos 200 gr de Calabaza
- 1 huevo mediano
- sal y orégano
- 200gr queso mozzarela
- tomate en salsa
- rúcula y/o albahaca (opcional)
- pimienta negra
- tomate fresco cortado en dados
Ralla la calabaza y mézclala en un bol con el huevo batido y 100 gr de queso rallado, con la sal, pimienta y orégano al gusto.
Precalienta el horno a 180º. No olvides poner papel sulfurado sobre la bandeja del horno.
Haz pequeños montoncitos de la mezcla de calabaza sobre la bandeja del horno y aplánalos con la espátula. A nosotros nos encanta hacer pizzas individuales, pero podrás hacer una grande si quieres.
Hornea durante unos 20 minutos, hasta que la masa esté dorada y con los bordes crujientes. Es el momento, en mi caso, de sacarlos del baño y aprovechar los 20 minutos que me da el horno trabajando sin ayuda.
Saca la bandeja, pon sobre la base la salsa de tomate, el queso restante y hornea con fuego por arriba unos 5 minutos más.
Sirve la pizza sobre los platos y pon hojas de albahaca o rúcula, así llevamos un poco de verde a esta cena tan rica. Puedes poner los ingredientes que les gusten, jamón cocido, jamón serrano, atún, salami, salchichas, gambas … lo importante es que coman un poco de verdura también fuera del potaje, y tengan nuevos registros de sabor, aromas nuevos, y que mejor que llevarlos a la mesa con uno de sus platos favoritos.
A nosotros nos encanta con tomates frescos cortados en dados, jamón serrano y
albahaca. En algún lugar he oído que a la albahaca se la conoce como «la hierba de la felicidad» que después de comerla, somos más felices, argumento perfecto para que los peques prueben y se enamoren, claro.
Esta receta queda también muy rica sustituyendo la calabaza por coliflor, calabacín o brécol. Si necesitas colores neutros por ahora, prueba con la calabaza y la coliflor. Les encantará seguro.
¡Buen provecho!
Comparte tu experiencia si pruebas la receta y así animamos a otras familias a introducir los colores de las verduras en la dieta infantil. A veces me pregunto que pasaría si el jamón cocido fuera verde o azul…
Curiosidades de la Calabaza
En la Antigua Grecia se creía que la calabaza apagaba el deseo sexual. En la Edad Media, la iglesia recomendaba emplear pepitas de calabaza durante las oraciones para alejar los pensamientos pecaminosos, e incluso se creía que mascarlas servía para conservar el celibato.
Debido a su relación con lo inmaculado y puro, durante el siglo XVII tenía relación con el desaire o no conceder a otros lo que pedían. Esto se extrapoló al contexto del noviazgo. En algunas áreas rurales de Cataluña, se acostumbraba a invitar a cenar a los pretendientes que no fuesen de la zona. Si al novio se le ofrecía fuego para el cigarro, era una señal de que el noviazgo era bien visto, pero si se le ofrecía un plato de calabaza para comer, significaba que el mozo no era bien recibido y tenía que marcharse. De ahí proviene la famosa expresión “dar calabazas”.
Receta de SE TE VA La OLLA, Cocina Taller