Uno de los mayores atractivos que encuentran los niños en la playa son los ‘misteriosos’ tesoros que se hallan junto al mar: conchas de mil formas y colores, monedas escondidas bajo la arena, piedras de aspecto fabuloso y bichos acuáticos.
Pero a veces el inocente juego se topa con algunos peligros. Las medusas, los erizos y las arañas de mar son unos interesantes pero muy molestos animalitos que encontramos en las costas canarias y que pueden ocasionar problemas a los bañistas.
Concretamente las medusas, unos seres invertebrados muy primitivos con un cuerpo blandito y transparente y unos brazos llamados tentáculos, tienen un aspecto muy llamativo para los más pequeños que enseguida se acercan a tocar. El riesgo radica en que en ellos hay unas cápsulas (que se llaman ‘nemacistos’) con un líquido muy irritante que se inyecta en la piel por un mecanismo parecido a un muelle o resorte que se activa muy fácilmente con pocos estímulos, incluso cuando la medusa está muerta. Por ejemplo, el veneno sale de esas cápsulas de los tentáculos cuando tocan una superficie caliente, como la piel, o también cuando entra en contacto con el agua dulce.
Se conocen más de 8.000 especies diferentes, de las cuales 1.000 pueden resultar tóxicas para el ser humano, aunque las más peligrosas no están en las costas españolas. En Australia hay alguna especie que puede incluso producir la muerte.
En España, la más molesta es la llamada ‘carabela portuguesa’, que en los últimos años ha visitado frecuentemente las playas tinerfeñas. Los científicos especializados en ciencias del mar atribuyen al calentamiento progresivo del agua debido al cambio climático y a la sobrepesca -que elimina los depredadores naturales- la multiplicación de estos invertebrados urticantes en las costas más cálidas.
¿Cuáles son los síntomas de la picadura de una medusa?
La medusa realmente no pica, pero las manifestaciones más comunes que produce su contacto son una zona roja en la piel, que escuece mucho, con la forma del tentáculo.
Puede que la persona afectada ni siquiera haya visto a la medusa, porque algunas variedades son muy transparentes y prácticamente imperceptibles en el agua. La sensación que deja es similar a haberse cortado con algo, picor y la aparición de rojez, hinchazón, vesículas y pústulas (de color violáceo y muy dolorosas).
En ocasiones, posteriormente, aparecen zonas de urticaria alrededor, y en casos muy raros o de picaduras muy extensas pueden aparecer síntomas similares a una reacción alérgica grave.
No debemos olvidar que los niños son un grupo de riesgo, ya que, en proporción, para ellos la superficie de piel afectada es mayor que en un adulto, y además tienen la piel más fina, por lo que el líquido venenoso la atraviesa mejor.
Qué hacer para evitar las picaduras
-Lo primero es atender a las recomendaciones de los vigilantes de las playas: precaución si hay bandera amarilla y no bañarse si hay bandera roja. Estas recomendaciones pueden ser por malas condiciones del agua, pero también por peligros del tipo de las medusas. Hay playas que colocan indicaciones específicas cuando se han avistado bancos de medusas.
-Ante una proliferación de estos animales es mejor no meterse en el agua, ni siquiera en la orilla, ya que pueden existir trozos de tentáculos. En caso de duda es mejor preguntar al servicio de vigilancia de la playa.
–No se deben tocar las medusas muertas o fragmentos de ellas, ya que su poder urticante persiste hasta 24 horas en condiciones de sequedad.
-Si se ven medusas y no existe una señalización adecuada, se debe avisar al puesto más cercano de vigilancia de playa.
-La zona de rompiente es una zona peligrosa en caso de existir medusas, pues muchos fragmentos con capacidad urticante pueden concentrarse allí.
-Se recomienda que aquellas personas que permanezcan un tiempo prolongado en el agua utilicen prendas protectoras (gafas, trajes de neopreno, lycra…).
Y si ya nos ha picado, ¿cómo actuar?
–No rascar o frotar la zona afectada, ni siquiera con una toalla o arena.
-Lavar con agua marina, nunca con agua dulce.
–Acudir al puesto de socorro de la playa si lo hay, donde conocen las especies de medusas que hay en la zona y el tratamiento más adecuado. Si esto no es posible:
–Quitar los restos o trozos con pinzas o raspando con un plástico duro, como una tarjeta de crédito.
-Para aliviar el dolor, parece que en las especies de nuestras costas es eficaz aplicar frío durante 15 minutos, sin frotar. Si se utiliza hielo hay que evitar el contacto directo con la piel. Una solución fácil es utilizar bolsas de plástico con trozos de hielo en su interior. En especies más frecuentes en Hawai y en Australia parece que es mejor aplicar calor.
–No aplicar amoniaco ni orina.
–El vinagre (ácido acético) es eficaz en especies australianas pero no hay acuerdo respecto a la carabela portuguesa.
-Los niños, personas mayores o aquellas con alergias que resulten afectados pueden necesitar una atención especial.
-En caso de observarse síntomas como náuseas, vómitos, mareos, calambres musculares, dolor de cabeza o malestar generalizado, acudir al hospital más próximo e informar, si es posible, del tipo de medusa que produjo la picadura.
-Hay que tener presente que, normalmente, queda una herida abierta y que esta se puede infectar. Conviene desinfectarla con un antiséptico.
-La mayoría desaparecen en días, aunque a veces las molestias pueden durar semanas o meses.
Tanto las lesiones ocasionadas por el contacto con medusas, como por los erizos de mar (cuyo principal problema son las púas que suelen clavarse y a veces quedar incrustadas en la piel) o el pez araña (que pica a los bañistas que lo pisan sin darse cuenta) no duran mucho tiempo y es importante seguir las recomendaciones generales para tratar las heridas.
Fuente: ‘En Familia’, proyecto divulgativo de la Asociación Española de Pediatría.