‘Pequeño Liveland’ es sorprendente Diario de una niña

Please select a featured image for your post

Últimamente escucho con mucha frecuencia a los mayores, que hacen las cosas desde la mirada de un niño. Y yo me pregunto… ¿nos preguntarán a los que somos realmente niñas o niños para conocer ese supuesto universo? ¿O esa mirada es la que ellos suponen

Pensando en ello hice el viaje hacia Santa Cruz, concretamente al Auditorio de Adam Martín, acompañada de mi madre.

‘Pequeño Liveland’, era el espectáculo que ibamos a disfrutar. Había leído un poco sobre ello, y mi madre me ha dicho que es un formato reducido de’Liveland’, de Tenerife Danza Lab. Lo que leí era que ibamos a ver algo así como danza contemporánea para un público infantil, con canciones, juegos… todo desde la perspectiva de un niño, como he dicho antes…

Sentía un poco de emoción, que aumentó cuando nos sentamos y encontramos en el escenario cuatro paneles grandes donde se supone se iban a proyectar imágenes.

El espectáculo comenzó con una bailarina danzando con un palo, que utilizaba también para apoyarse, haciendo movimientos muy bonitos a ritmo de la música, me pareció que era africana o tribal. Enseguida salieron otra bailarina y un bailarín más. Ellos iban a ser los protagonistas de la obra,quizás representando a su niño interior. Bailaban al son de la bonita música, mientras se movían los dibujos que aparecián en los paneles.

Corrían, saltaban, giraban… Era sólo la primera parte, nos esperaba mucho. Cuando terminó, dio paso a otra historia en ese mismo escenario, pero parecía que nos habíamos trasladado a otro lugar.

Las imágenes de los paneles cambiaron y todo se ambientó, o a mí me lo pareció, como si fuera una caja de música, con una bailarina y un bailarín que se movían como los muñequitos de esas cajas tan bonitas, y se movían como si se procesaran amor incondicional, ya que se movían al unísono, uno dependiendo del otro.

Es la parte que más me gustó y emocionó.

Después aparecieron los bailarines, cambiando otra vez la decoración del escenario, ya que ahora aparecían dibujitos y los bailarines jugaban entre ellos y a veces se chinchaban.

Así iban cambiando la decoración y nos llevaban al universo de Liveland, ahora lo estaba entendiendo, ya que era un recorrido por un mundo imaginario de juegos, del mundo de los sueños e, incluso, en alguna ocasión, del miedo a estar sólo (hubo un momento que se proyectaron sombras y me pareció entender que era para que no tuvieramos miedo de los monstruos, como tienen algunos niños y niñas más pequeños que yo).

La danza fue maravillosa y creo que le gustó mucho a todo el mundo. Había muchos niños pequeños y yo pensaba que se iban a distraer durante el espectáculo, pero se reían mucho y no quitaban ojo.

Quizás es que conectaron con todo y entendieron mucho mejor que los mayores presentes.

Dentro de poco podré volver al Auditorio a ver Hänsel y Gretel, una ópera para todos los públicos… ¡Deseando que llegue el día!

(Imágenes de Tenerife Danza Lab, Camaleónicos / Jesús Cabrera Mendoza)

 

Autor: Daniela



Sé el primero en comentar

Comentar es divertido

Tu email no será publicado.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.